Justicia por
propia mano, es lo correcto?
El Gobierno si tuviera conciencia entendería la gravedad de la situación
que estamos viviendo, los gritos del colectivo pidiendo Justicia como método
real de vivir con equidad ante los vicios de la sociedad, bajo una retórica que
dice incluir a los excluidos y excluir a los que siempre estuvieron incluidos,
o lo que es peor con el discurso desgastado y sin creer por realidades vistas y
vividas que hay personas que han decidido tomar la justicia de propia mano.
El linchamiento es un acto que está fuera
de la Ley, y penado para proteger el orden público, ya que el Estado debe
defender su monopolio de la fuerza (ius puniendi). Se suele producir de forma
espontánea por motivos sociológicos
concretos, normalmente por la conmoción social de un delito que toca las
fibras de los sentimientos. Hay delitos que conmocionan unos más que otros,
pero hemos llegado a pensar que el simple robo de un celular le puede costar la
vida al delincuente si es atrapado in flagranti (Latinismo).
Ahora vemos titulares como los
siguientes: “Comunidad tomó justicia
por sus manos y detuvo a delincuente en La Castellana”, “¡SE AGOTA LA
PACIENCIA! Una turba enardecida linchó a dos presuntos ladrones en el Zulia”, “Vecinos
de Caricuao intentaron linchar a dos presuntos delincuentes”, “Vecinos
“ajusticiaron” a un delincuente por robar a unos adolescentes en Valencia”, “¡FUERA
DE CONTROL! Linchan a delincuente en el Metro de Caracas tras robar a una mujer”,
“Casi los linchan en Colinas de
Bello Monte por intentar robar un vehículo”, En Maracaibo, queman vivos a tres
hombres al confundirlos con ladrones.
En el último titular podemos observar los queman tras ser confundidos, y
ahí está lo grave, cuando muchas veces sin saber qué es lo que pasa llegan
personas y arremeten contra presuntos delincuentes y dictaminan sentencia sin
preguntar.
Pasados días estuve caminando por Sabana Grande (Caracas) y presencie dentro
de una afamada farmacia que fue atrapado en flagrancia un presunto delincuente,
fue llevado a la parte posterior del establecimiento por personas de seguridad
privada del local y no lo vi más, continué haciendo la larga cola para comprar
una medicina que por cierto no encontré, pero eso otro tema, aproximadamente
treinta minutos después al salir, veo al presunto delincuente golpeado y
sentado en el piso y dos funcionarios cerca del sitio, y les pregunto “porque no se lo llevan y abren el expediente en vez de
golpearlo” siendo la respuesta lamentablemente para mí conocida y esperada, “porque
lo llevamos y lo sueltan y ya, por lo menos así lo piensa dos veces”.
Yo sé que algunos lectores dirán, será
que a este señor nunca le ha pasado nada, querido lector, creo que nadie en
Venezuela directa o indirectamente no haya vivido una situación de inseguridad,
secuestros, robos, hurto, estafa, asesinato de amigos o familiares etc, el
punto es que no podemos convertirnos y equipararnos a ellos, la decisión más
dura y fuerte es hacer lo correcto, yo lo sé, nunca podré olvidar cuando hace
unos 10 años, a una conocida le mataron su esposo, atraparon a los delincuentes
y ocurrió un abuso de la autoridad, los presuntos asesinos pidieron que se les
respetaran sus Derechos Humanos y ella grito “Y quien respetó los Derechos
Humanos de mi marido cuando lo mataron”, es muy duro de verdad, pero ahí es
cuando la HUMANIDAD, debe imponerse al odio y tratar de no buscar la justicia exprés,
y luchar porque si haya justicia.
La verdad me motivó desgraciadamente escribir este artículo cuando vi un
video de una detención ciudadana en la Urbanización Los Ruices y fueron caldeándose
los ánimos y uno se animó a rociarlo con un combustible y otra prendió fuego,
algunos trataron de apagar la antorcha humana con panfletos, otros con agua y
lograron salvar la vida del presunto delincuente, pero estoy seguro de que
quedará marcado para toda la vida, fue un momento dantesco, donde imperó el
sentido de la irracionalidad.
Estos actos están demostrando que nuestra sociedad cada día va en
retroceso, la mayoría dice “bien hecho”,
otros han llegado al punto de grabar, tomar fotos y mandarlos por las redes
sociales, esto me recuerda al periodista Kevin Carter, el reportero gráfico
sudafricano, miembro del Bang-Bang Club, que ganó un Pulitzer en 1994 por
fotografiar a un niño sudanés famélico con un buitre detrás. El esperó para
tomar una foto mejor: con el buitre abriendo sus alas, pero no lo logró. Según
él, consiguió recuperarse y continuar con su camino. El 26 de marzo de 1993,
The New York Times publicó la foto y él ganó el Pulitzer. La opinión pública
entendió la foto como una alegoría de lo que sucedía en Sudán: Kong era el
problema del hambre y la pobreza, el buitre era el capitalismo y Carter era la
indiferencia del resto de la sociedad. Este hecho lo persiguió por años hasta
que después de una serie de situaciones personales toma la determinación de
quitarse la vida porque no hizo nada para cambiar el momento degradante del
niño que pudo ser comido por un buitre.-
La verdad es que los culpables están en otro lado, están en esos
pasillos lúgubres de poca virtud para impartir
justicia, esto me hace recordar a Manuel Quijada que dijo al comienzo del Régimen
y puesto por Chávez para cambiar el sistema judicial “si queremos depurar
debemos dejar limpio el Poder Judicial, no solamente a nivel de jueces, sino a
nivel de deudas”, analizándolo bien creo que lo logró y lo dejó tan limpio que
no quedó nada incluso justicia.
Finalizo con un pensamiento de mi amigo Alfredo Romero @alfredoromero “No hay que hacer Justicia por propia mano,
pero está en nuestras manos que se haga Justicia”
Robiro Terán
@robirote
Caracas 06 de Abril 2016
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